En otoño nos despojamos de lo que ya no nos sirve,
como hojas que caen a la tierra,
creencias secas y pieles del pasado,
y así vamos hacia lo escencial, la esencia femenina, el orígen.
A sentirnos por dentro.
Las olas que deslizan de vuelta al mar,
El vapor que se condensa para deslizar hacia el fondo del vaso,
al caudal, la pelvis, el útero, el sueño...
Es el momento de recogernos, las mujeres, en nuestra esencia Yin.
Nos llama el gruñido de la Tierra Tigresa
y el placer, la paz, de nuestra feminidad.